Aunque se trate de una obra clásica, no he podido resistirme a comentar uno de los artistas de mayor renombre a nivel mundial, el pintor sevillano Velázquez. Este lienzo fue encargado para su ubicación original en el Salón de Reinos del Buen Retiro, siendo uno de los cuadros más originales por su planteamiento.
En él se representa un episodio histórico, que tuvo lugar en los Países Bajos el 5 julio de 1625. Tras un año de sitio por las tropas españolas, la ciudad de Breda se rindió. Su gobernador, Justino de Nassau entrega las llaves al general vencedor, Ambrosio de Spinola.
El gran mérito de Velázquez es que no se limita a presentarnos una rendición normal. En el lienzo vemos como Spinola levanta al vencido para evitar su humillación. Así en el centro de la composición aparece la llave y los dos generales; las tropas españolas aparecen a la derecha, tras el caballo, representados como hombres experimentados. Todas las figuras parecen auténticos retratos, aunque no se hayan identificado, a excepción del posible autorretrato de Velázquez que sería el último hombre de la derecha. En la parte izquierda, se sitúan los holandeses, hombres jóvenes e inexpertos, cuyo grupo cierra el otro caballo. Al fondo se vislumbra la humareda de la batalla y una vista en perspectiva de la ciudad de Breda.
La composición está estructurada en dos rectángulos: uno para las figuras y otro para el paisaje. Los hombres se articulan, a su vez, a lo largo de un aspa, para dar profundidad, cerrándose dicho rectángulo con los caballos de los generales.
La técnica pictórica utilizada no es siempre la misma, sino que se adapta a la calidad de los materiales que representa, pudiendo ser bien compacta, como en la capa de la figura de la izquierda, o bien suelta, como en la banda y en la armadura de Spinola.